El café llegó a Colombia en el siglo XVIII y fue introducido por los jesuitas desde la isla de Martinica expandiéndose rápidamente en el país y convirtiéndose en una de las principales fuentes de riqueza y desarrollo económico en el siglo XIX. Se convirtió en el principal producto de exportación agrícola superando al tabaco. Gracias a esta expansión económica de la mano del café se construyeron ferrocarriles y puertos que facilitaron la exportación de este, trayendo más desarrollo a nuestro país.
El café colombiano se ganó una gran reputación especialmente en las regiones montañosas de las cordilleras de los andes proporcionaron condiciones óptimas para el cultivo de café arábica de alta calidad.
Durante el Siglo XX Colombia siguió afirmándose como uno de los principales productores de café a nivel mundial. A lo largo del tiempo se ha trabajado en investigación y desarrollo para mantener y mejorar la calidad del café.
El café ha desempeñado un papel muy importante en la economía colombiana, pues ha generado empleo y contribuido a la estabilidad económica del país, actualmente se estima que alrededor de 540.000 familias se dedican a la producción del café. El café colombiano se ha ganado una reputación por ser considerado como suave, equilibrado y con notas frutales y florales.
Colombia continúa destacándose como uno de los principales productores y exportadores de café en el mundo, especialmente en el ámbito de los cafés especiales y de origen único. Estos microlotes especializados son altamente valorados en el mercado internacional. Además, el país ha promovido activamente prácticas sostenibles, como el cultivo orgánico, para garantizar la protección del medio ambiente. El café no solo es una parte integral de la cultura colombiana, sino que también ofrece la oportunidad de visitar fincas donde se puede apreciar todo el proceso, desde la recolección hasta el secado de los granos.
